Mommy es la quinta película
del director canadiense Xavier Dolan. Con apenas 26 años podemos ver en su filmografía un claro estilo personal, además una evolución e innovación constantes. Desde la rebelde y colorida "Yo maté a mi madre"
(2009), pasando por la icónica "Los amores imaginarios"
(2010), la épica "Laurence Anyways" (2012) y la excéntrica
y caótica "Tom á la ferme" (2013), hoy nos encontramos con su último largometraje: "Mommy" estrenado en 2014.
Escrita y dirigida por el
mismo Dolan (al igual que todas las anteriores) fue galardonada con
el premio del jurado en el Festival de Cannes del 2014.
El film parte de la premisa
de que en una "Canadá ficticia" una nueva ley permite que
los padres de un chico con problemas de conducta puedan encerrarlo en
un hospital público sin ningún tipo de jutificación en el caso de
que tengan problemas económicos o perciban peligros tanto físicos
como psicológicos para ellos o sus hijos.
En este contexto se cuenta
la historia de una madre, Diane "Die" Despres (Anne Dorval)
y su hijo adolescente Steve (Antoine-Olivier Pilon) quién fue
diagnosticado con "trastorno por déficit de atención con
hiperactividad" (TDAH) y se encuentra recluído en una
institución hasta que es expulsado por iniciar un incendio el cual causa graves quemaduras a uno de sus compañeros. Por esta razón madre e hijo deben volver a vivir juntos.
La relación de Die y Steve
es tortuosa y violenta, por momentos parecen dos hermanos adolescentes o incluso una pareja. La falta de límites, la muerte del padre, la
violencia mutua, las situaciones que rozan el incesto, los problemas
económicos son ingredientes que van sumándose al cóctel de esta
relación. A esto se agrega la posibilidad con la que cuenta Die de
encerrar a su hijo en un hospital, la cual parece atormentarla a lo
largo de toda la película.
De todas las maneras
posibles en que podría mostrarse una situación así, el director
elije la más cercana, sin hacer uso de las extravagancias
visuales a las que nos tenía acostrumbrados en sus filmes anteriores. Dolan ama a sus personajes, los pinta con un pincel fino y
suave, los mima, no los juzga, los muestra tal cual son, complejos,
humanos. Podemos verlos de esta manera a traves de primeros planos desgarradores. Aún así por
momentos, en las escenas más intensas sus actuaciones rozan lo
melodramático haciendo que entre gritos y violencia se muestre sin
vueltas lo peor de ellos.
Una de las primeras cosas
que llama la atención es el formato cuadrado 1:1 de la pantalla que
se mantiene de esta forma a lo largo de casi toda la película. Esto
genera una sensación opresiva de falta de perspectiva y
posibilidades con respecto al futuro de los personajes. Por el
contrario en los escasos momentos de plenitud y alegría la pantalla
se ensancha generando el efecto opuesto.
La relación de los
protagonistas comienza una nueva etapa al sumarse Kyla (Suzanne
Clément), la vecina de enfrente quién tras sufrir un shock
emocional dos años antes desarrolló un problema en el habla.
Comienza a ser tutora de Steve y los tres desarrollan una amistad que
les da esperanza y un momento de respiro de sus respectivas
realidades.
Sin embargo el director, que
por momentos parece querer convencerse a si mismo y a los
espectadores de que se trata de una historia con un posible final
feliz al estilo de Hollywood, nos muestra que la realidad es más
compleja y que como dijo Orson Welles (otro "niño prodigio"
del cine) "tener o no un final feliz depende de dónde decidas
detener la historia".
Algo a destacar sin dudas es
la actuación de Antoine-Olivier Pilon como Steve quién con gran
versatilidad logra mostrarnos todo el abanico de emociones y
sentimientos que atraviesa un adolescente que lucha contra sus
impulsos. Lo vemos como un tipo violento, racista y autodestructivo dispuesto a robar, destruir propiedades e insultar a diestra y siniestra. También lo vemos por momentos como un jovencito, casi un niño, asustado, frágil y
desesperanzado tratando genuinamente de hacer lo mejor por su madre y por él
mismo.
Esta temática se relaciona
muy estrechamente con la realidad que vivimos día a día en nuestro
país como en muchos otros lugares del mundo. Desde la medicación
abusiva de niños y adolescentes hasta los sistmáticos hechos de
violencia hacia jóvenes privados de libertad. Todos estos factores
hacen que esta película sea oportuna e indispensable como testimonio
de una situación similar, ficticia si, pero que muestra muchas de
las aristas que pueden ayudar a la reflexión. El mismo director
planteó la utilización de elementos autobiográficos como la propia
relación con su madre y sus experiencias como adolescente para
nutrir esta obra, aún así no tiene pretensiones de ser
absolutamente verosímil.
Podes amarlo, podes odiarlo,
pero Dolan nunca te dejará indiferente. Su cine es emocionante,
arriesgado, intenso y seductor, y en mi opinión seguirá dando mucho de que hablar.
¡Les dejo el trailer y esperemos que se estrene pronto en alguna sala de Uruguay!
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