lunes, 3 de agosto de 2015

Pequeñas Latencias Laborales


Cafecito para arrancar la semana...


3.

Me gustaba observar fijamente el chorro de café cayendo dentro del pequeño vasito descartable, también escuchar el zumbido de la máquina dispensadora pretendiendo no darme cuenta de que él se encontraba detrás de mi, muy cerca y casi en puntas de pie, con su respiración rozando levemente mi hombro mientras trataba de decidir cual de los extraños beberajes ofrecidos lo acompañaría esa mañana.

– Está bueno el “choco chino” ese? – Si, es como café con leche y cocoa. – Es ese! Decía, mientras yo sacaba el vasito de su pequeño cubículo plástico dejándole el espacio libre para que el pudiera acercarse e insertar su llave en la máquina.


Como era tácito, yo lo esperaba hasta que la máquina completara su proceso. Primero el azúcar, luego el blanco e hirviente chorro de leche espumosa, y finalmente el oscuro y fino hilo de fragante café con su toque achocolatado. El zumbido se detenía, el sacaba su café y se paraba junto a mi. Empezábamos a caminar charlando alegremente como todas las mañanas, sacudiendo intencionalmente la modorra de aquel lugar con nuestras estridentes voces, despertando suspicacias, comentarios y miradas, mientras nos dirigíamos a nuestros respectivos puestos de trabajo.




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