Cafecito para arrancar la semana...
3.
Me gustaba observar fijamente el chorro de café cayendo dentro
del pequeño vasito descartable, también escuchar el zumbido de la máquina
dispensadora pretendiendo no darme cuenta de que él se encontraba detrás de mi,
muy cerca y casi en puntas de pie, con su respiración rozando levemente mi
hombro mientras trataba de decidir cual de los extraños beberajes ofrecidos lo
acompañaría esa mañana.
– Está bueno el “choco chino” ese? – Si, es como café con leche
y cocoa. – Es ese! Decía, mientras yo sacaba el vasito de su pequeño cubículo
plástico dejándole el espacio libre para que el pudiera acercarse e insertar su
llave en la máquina.
Como era tácito, yo lo esperaba hasta que la máquina
completara su proceso. Primero el azúcar, luego el blanco e hirviente chorro de
leche espumosa, y finalmente el oscuro y fino hilo de fragante café con su
toque achocolatado. El zumbido se detenía, el sacaba su café y se paraba junto
a mi. Empezábamos a caminar charlando alegremente como todas las mañanas,
sacudiendo intencionalmente la modorra de aquel lugar con nuestras estridentes
voces, despertando suspicacias, comentarios y miradas, mientras nos dirigíamos
a nuestros respectivos puestos de trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario